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Tu forma introvertida de ser no es ningún error.
La introversión no es algo malo y que deberías cambiar, sea como sea…
Sin embargo, la falta de autoestima, la inseguridad o la ausencia de relaciones sanas (empáticas y comprensivas) desde la infancia pueden llevar a muchas introvertidas a utilizar su introversión de forma poco beneficiosa para ellas.
- La tendencia a la reflexión y el análisis puede convertirse en rumiación, confusión y parálisis
- La preferencia por lugares tranquilos puede transformarse en ansiedad y baja tolerancia a la estimulación
- La habilidad para profundizar en las conversaciones puede volverse en incapacidad para charlar con normalidad con los demás
- La sensibilidad hacia lo que los demás necesitan puede terminar siendo una autoexigencia desmedida
- …
- Pensamos y/o sentimos tanto las cosas que necesitamos aislarnos de todo y de todos con frecuencia para recuperarnos
Además, que muchas introvertidas (especialmente las que somos PAS o altamente sensibles) seamos así no significa que sea normal o esté bien. Tampoco significa que esté mal. Pero, desde luego, podemos hacer algo por cambiarlo para dejar de sufrir tanto.
No haber podido aprender a relacionarse de una manera sana con sus emociones lleva a muchas introvertidas a
aislarse mucho más de lo que realmente necesitan o desean, reforzando su sensación de inferioridad, soledad o vacío.
Se aíslan: se relacionan cada vez menos con los demás, van estrechando su círculo social, limitándolo únicamente a aquellas personas comprensivas y parecidas a ellas, con las que pueden hablar y entenderse perfectamente.
Y se van convenciendo de que no necesitan relacionarse más o llevarse mejor con los demás.
Sin embargo, de esta forma, la sensación de vacío y soledad no solo permanece, sino que crece.
Porque en el fondo la persona introvertida, como cualquier otro ser humano, anhela conectar y relacionarse con el grupo, ser parte de él.
Lo que pasa es que no sabe cómo hacerlo. No se siente bien en grupo o relacionándose con otras personas en general: experimenta pensamientos, sensaciones o sentimientos incómodos o incluso dolorosos (como el rechazo, el abandono, la incomprensión, la falta de empatía o sensibilidad, la frustración, la rabia, la culpa o la vergüenza, etc.)… que no sabe cómo calmar o reducir.
El resultado: no se sienten bien ni en soledad ni en grupo.
Y aunque es muy fácil seguir recomendándote aceptar tu introversión y tu soledad (y resignarte a ello), desarrollar habilidades de regulación emocional que te ayuden a relacionarte mejor con los demás (en lugar de quedarte en casa y socializar cada vez con menos gente) es lo que te permitirá sentirte más satisfecha y orgullosa de ti misma… y por fin sentirte bien cuando estás sola.
Aprende a relacionarte mejor con los demás… aprendiendo a relacionarte mejor con tus propios pensamientos y emociones
Para ayudarte a lograrlo estaré creando en los próximos meses un servicio (y un curso probablemente) que girará en torno a los siguientes conceptos o ideas:
Calmar la Mente
Aprender a reducir la rumiación y el exceso de análisis, planificación, anticipación y preocupación
Regular las Emociones
Aprende a mantenerte tranquila o animada con independencia del exterior… o a calmarte cuando algo te desestabilice
Ansiedad Social
Aprende a relacionarte con más calma y confianza con los demás (especialmente cuando la persona es poco empática)
Si te interesa aprender estas herramientas, suscríbete y te avisaré cuando saque mi servicio/producto.
Además, dentro de poco estaré regalando la guía:
«Comprueba si estás viviendo tu introversión de forma sana y equilibrada (y 3 ideas para lograrlo)».