Cuando se trata de hacer nuevos amigos, conocer a gente nueva, relacionarnos con desconocidos (o gente poco conocida), las introvertidas solemos estar en desventaja.
Y estamos en desventaja no porque no tengamos las habilidades sociales necesarias, sino porque nos comparamos con la forma de socializar de las extravertidas, y nos hemos creído que nuestra capacidad para relacionarnos es menor, de peor calidad.
Pero, si miramos atentamente, las personas introvertidas tenemos muchas de las cualidades fundamentales para crear y mantener relaciones sociales.
Sólo hay que saber mirar.
LA PEOR ACTITUD PARA HACER AMIGOS
En el inconsciente colectivo existe una idea limitada acerca de cómo es (y debe ser) una persona sociable y con facilidad para hacer amigos.
Creemos que es una persona con una personalidad extravertida, exuberante, sonriente, divertida, llamativa, espontánea, optimista, resuelta, despreocupada, alegre, habladora, que muestra una gran confianza en sí misma…
…que no se muestra insegura, ni triste, que no molesta a los demás con sus preocupaciones y sus ansiedades, con sus dudas y reflexiones existenciales, con reflexiones absurdas.
Casi inconscientemente, vamos construyendo ese modelo de referencia en nuestra cabeza, en base al cual nos comparamos, nos valoramos, y nos comportamos; cuanto más requisitos consigamos cumplir, mejor podremos sentirnos.
Como introvertidas (serenas, analíticas, discretas, que escuchamos más que hablamos, realistas pasando por aguafiestas, poco dadas al “buen rollismo” despreocupado y ligero que tanto se valora hoy en día, etc.), es inevitable sentir que no hay muchas personas ahí fuera que se mueran por conocernos.
Así, cuando conocemos a otra persona, y nos damos a conocer, vamos con la sensación de ir “mendigando” amistad.
“Ay, sí, sé que soy una pobrecita amargada que no le gusta la fiesta y está todo el día pensando en boberías, pero ¿no te importaría dedicar sólo 5 minutos de tu vida a fingir que te lo estás pasando bien conmigo? Luego te dejo en paz, te lo prometo”.
Esta creencia de que no somos hábiles socialmente, de que no somos personas que merezca la pena conocer, es la peor actitud con la que podemos afrontar un encuentro social.
Nos llena de inseguridad, de miedos, de deseos de escondernos o fingir que somos lo que no somos, que nos quitan energía, nos hacen olvidar nuestras cualidades positivas y nos distraen del hecho de que, en realidad, sí que sabemos y nos encanta conocer a gente nueva.
Esto nos hace ponernos en modo “¿Hacer amigos? No, gracias”.
QUÉ SE NECESITA PARA HACER AMIGOS
Lo fundamental para cultivar una amistad es la proximidad.
Tener la oportunidad de interactuar con una persona de forma continuada en el tiempo, en distintas situaciones, nos ofrece las circunstancias necesarias para conocer más íntima y profundamente al otro.
Y, por si no te lo has planteado, la proximidad no está disponible sólo para las extravertidas. Las introvertidas también pasamos mucho tiempo con otras personas, sea en el trabajo, en clase, nos las cruzamos en la guagua o en el súper…
Pero, desde luego, no basta con estar juntos en el mismo lugar al mismo tiempo. Hay que interesarse por el otro. Interesarse es mostrar curiosidad, y el deseo de conocer y aprender, no sólo aspectos técnicos, sino humanos y personales, es algo en lo que las introvertidas solemos destacar.
Tu interés natural por conocer más y mejor el mundo, incluyendo a las personas que lo habitan, es un punto a tu favor. Escuchas con mayor atención, de manera más atenta. Haces más preguntas, indagas…
Y eso gusta mucho.
Por último, para crear relaciones íntimas y significativas, hay que mostrarse vulnerable. Esto no significa transmitir la idea de que somos débiles. Al contrario, se requiere una gran valentía para mostrar aquellos aspectos de nuestra personalidad que menos nos gustan.
Mostrar nuestra sombra, nuestras debilidades, admitir que no siempre podemos con todo, que también flaqueamos, y dudamos, y experimentamos ansiedad, y aburrimiento, apatía, desesperación, rabia, frustración, ira, una necesidad de control desmedida, celos, soledad…
Reconocer que no siempre somos la persona ideal que desearíamos ser, nos conecta a un nivel profundo con los demás. Porque todos hemos experimentado, en algún momento, esto mismo.
Cuando tú te das permiso para mostrar tu vulnerabilidad, le estás dando permiso al otro para hacer lo mismo. Lo estás liberando de la presión (o prisión) de mostrarse fuerte y valiente, invencible.
Por eso, las personas introvertidas, que apreciamos tanto relacionarnos desde nuestro yo más íntimo y personal, aunque algunas hayamos aprendido a ponernos máscaras para conseguir la aprobación, tenemos también mayor facilidad para alcanzar este estado en nuestras relaciones.
CULTIVANDO LA MENTALIDAD ADECUADA
Por eso es muy importante, ANTES de ponernos por objetivo conocer gente nueva, cultivar la mentalidad adecuada.
Porque son las creencias acerca de nuestra valía, de nuestro potencial, de nuestro derecho a relacionarnos a nuestra manera y la confianza en nuestras habilidades para hacer amigos, las que nos darán la energía y la motivación para conocer a otra persona y darnos a conocer a nosotras mismas.
Para ello, hay algunas creencias que debemos dejar de tener (o de las que debemos tomar consciencia para evitar que influya en nuestra forma de actuar):
> Entiendo que la gente no quiera estar mucho tiempo conmigo. Yo no querría pasar tiempo conmigo si fuera ella. Yo no valgo mucho, ni soy tremendamente interesante, ni tengo grandes habilidades sociales. Soy sosa y aburrida. Por eso tengo que hacer un gran esfuerzo por caer bien.
> Tengo que hacer todo lo que esté en mi mano para para causar una gran primera impresión. Tengo que caerle bien a todos desde el principio.
> Si no les caigo bien, será una señal más de que no valgo, no soy interesante, no tengo habilidades sociales…
> Tengo que mostrar lo mejor de mí, no debo mostrar mis debilidades. Si no me esfuerzo en conseguir esto, haré que los demás se sientan incómodos y querrán, con razón, alejarse de mí.
> Tengo que ser alegre y divertida. Si no puedo hacer que los demás se sientan mejor estando conmigo no tiene sentido que me relacione con ellos.
> Lo más importante es demostrarles todo lo que valgo. Que vean todo lo que pueden ganar y conseguir si se hacen amigos míos. Para ello debo encontrar algún tema que les gustes y demostrarles todo lo que sé, aportarles ideas, sugerencias, consejos, recomendaciones, soluciones… novedosas e interesantes.
> Antes de terminar la conversación tengo que conseguir que la otra persona se interese tanto por mí que me pida algún dato de contacto. Mi objetivo es conseguir que quiera seguir viéndome. Si no lo logro, significará que soy un fracaso haciendo amigos.
En lugar de todas estas exigencias, aspiraciones e ideales desmesurados, desarrolla este pensamiento más productivo:
Voy a este encuentro con el sano deseo y la firme intención de conocer a la otra persona y darme a conocer. Sin presiones, sin expectativas y sin juicios. Voy dispuesta a escuchar. Voy a disfrutar de la interacción, voy abierta a lo que pueda pasar. Tanto si caigo bien como si no, tanto si la otra persona es de mi agrado, como si no. Confío en mi capacidad para asimilar la situación y sus resultados, en el tiempo y la forma que necesite para ello.
CONCLUSIONES
A la hora de hacer amigos, recuerda que tienes más habilidades de las que te imaginas y date cuenta de que, en lugar de estar en desventaja, en realidad las introvertidas contamos con cierta ventaja.
Recuerda tu capacidad para profundizar, para mostrarte auténtica y vulnerable, para interesarte por la otra persona y escucharla activamente.
Recuerda que, la actitud y la mentalidad adecuadas son imprescindibles: dejar de pensar que tus esfuerzos por aparentar que eres más interesante y valiosa de lo que te consideras sólo te sirven para que los demás se compadezcan de ti y te den migajas de su tiempo y atención, y empieza a centrar tu atención en disfrutar del contacto con otro ser humano, que te permite mostrarte y conectar con otras personas.
¿Te ha sorprendido leer cuáles son las cualidades que se necesitan para hacer amigos? ¿Te consideras una persona hábil para hacer amigos?
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Excelente post.
Lo de las creencias es muy cierto y muy bueno para ponerlo en practica. Lo de la vulnerabilidad me hace gracia porque era mi terapeuta siempre me decia que tengo miedo a mostrar vulnerabilidad y por eso me costaba formar vinculos. Nunca lo crei hasta que poco a poco me fui dando cuenta que tenia razon.
Yo agregaría algo mas que indispensable, y es que debe haber mucha afinidad en las personalidades y quimica, para mi entre amigos(as) también debe haber quimica, es decir conversaciones fluidas, un «no se que» que te haga interesarte por la otra persona, etc.
Lo malo es que siento mi personalidad introvertida no hace match facilmente con cualquier persona, siento que la gente apenas notan que tengo este rasgo y que soy tranquila y «aburrida» huyen…
Te entiendo. Hay personas con las que, simplemente, sé que he quedado porque están en el grupo, o que ha sido tomar algo, compartir puntualmente, y ya está. No voy a crear una amistad sólida a partir de ahí, por su forma de ser y la mía.
Y hay otras que sí, que sientes esa conexión, ese entenderse, y que al hablar te sientas comprendida. Y esas personas sí son con las que buscar crear relaciones más duraderas y profundas.
Sí que yo personalmente me he trabajado un poco el abrirme más a ese primer tipo de relaciones. Siendo que es algo difícil a veces conectar o congeniar con la gente, me he acostumbrado algo más a disfrutar de quedar con personas con las que sé que no hay o no va a haber una conexión muy profunda, ni que la relación va a durar mucho más. Lo uso también como experimentos, para ir expresando opiniones o compartiendo puntos de vista y opiniones (hasta cierto punto), de las que normalmente me daría apuro hablar, pero que son temas relativamente triviales. Entonces, me voy entrenando y ayudando a mí misma a quitarle importancia o «gravedad» a ciertos temas. Porque suele pasarme que, si encuentro que la otra persona tiene una opinión o una forma de ser muy distinta a la mía, me bloqueo. Me callo, me lo guardo para mí. Pero he descubierto que hay personas que, aunque no vaya a hacerles cambiar de opinión, están abiertas a escuchar la mía. Y es con ellas con quien practico. Por sentirme bien conmigo misma e ir rompiendo bloqueos y barreras. Es decir, no lo hago tanto por ellos, sino por mí. He identificado algunos puntos que quiero trabajar, y los trabajo.
En definitiva, todo esto lo digo porque estoy de acuerdo contigo en que la química y la afinidad son importantes para constuir una amistad. Pero limitarnos a eso quizás nos impide abrirnos a otro tipo de relaciones que pueden aportarnos cosas valiosas… y que, quizás, con el tiempo y el contacto se descubra que sí hay algo que nos conecte, o vaya surgiendo afinidad.
Hola Irtha. Muy interesante el post, me ha gustado especialmente la parte de creencias a desterrar. Como introvertida que soy, debo decir que lo de hacer amigos nunca me ha costado, de modo que la creencia típica «introvertida=pocos amigos» ya no va conmigo. Entiendo que una cosa es que no sea el alma de la fiesta o que me cueste acercarme a alguien a quien no conozco para pedirle algo… Pero sí que me gusta interactuar, conocer a personas interesantes. Mi truco principal es mi mayor ventaja como introvertida que soy: preguntar a la otra persona, escucharla, empatizar, ser capaz de no interrumpirla con mis propias historias… En fin, aunque no tengo muchos amigos super-íntimos, sí puedo decir que tengo un círculo social amplio y en mis fiestas de cumpleaños suelo llenar la casa de gente (eso sí, nunca soy el centro de atención, ni siquiera en mis propias fiestas). Esto ocurre porque valoro mucho a mis amigos, suelo no perder el contacto con ellos y me gusta compartir. De ahí que sociable e introvertida sí pueden ir de la mano. Al menos en mi caso 🙂
Gracias por compartir tu experiencia con nosotras, María.
Es genial contar con testimonios de personas que (de)muestran, como tú dices, que ser introvertida y sociable no es incompatible; al contrario, es más común de lo que pensamos.
Hay muchas FORMAS de ser sociable: de manera extravertida (más amigos, más frecuencia, en ambientes más grupales, actividades más dinámicas y/o conversaciones más rápidas y variadas), o de manera introvertida (menos amigos, menos frecuencia, en ambientes más íntimos y tranquilos, actividades más relajadas y/o conversaciones más lentas y profundas).
Y ambas son totalmente VÁLIDAS (así como todos los puntos intermedios).